Agencia de Noticias AhlulBayt (ABNA): En el ocaso de su primer mandato, la CIA ejecutó un ciberataque clandestino que paralizó la red informática del servicio de inteligencia venezolano, una operación revelada por CNN y descrita como un intento provisional de satisfacer las exigencias de Donald Trump por derrocar a Maduro sin recurrir a acciones directas más arriesgadas. Frustrado por la resistencia interna en el Pentágono y la agencia, Trump ha escalado en su segundo período: más de 10.000 efectivos, el portaaviones USS Gerald R. Ford en ruta al Caribe, vuelos de bombarderos B-1 Lancer a escasos 70 kilómetros de Caracas y autorización explícita para operaciones encubiertas de la CIA, todo bajo el pretexto de combatir el narcotráfico.
El Ejecutivo chavista, aliado estratégico de La Habana, exigió el “levantamiento inmediato, total e incondicional” del bloqueo cubano —en vigor desde hace 63 años y calificado como “guerra económica y terrorismo de Estado”—, destacando que la resolución de la ONU refleja la oposición global al intervencionismo estadounidense. Estados Unidos, Israel, Argentina, Paraguay, Macedonia del Norte, Ucrania y Hungría votaron en contra; la casi unanimidad previa (187 a favor) se resquebraja, pero no el rechazo mayoritario a las sanciones unilaterales. Analistas como Phil Gunson, de Crisis Group, alertan sobre el riesgo de ingobernabilidad en un eventual colapso del régimen: fracturas en las Fuerzas Armadas, control limitado del territorio y la acción de grupos como el ELN, las FARC o el Tren de Aragua complicarían cualquier transición.
Desde 2017, Trump demandó opciones militares —“¡Háganlo!”, ordenó a John Bolton en 2019—, pero la directora de la CIA, Gina Haspel, y mandos del Pentágono se opusieron. Hoy, con Marco Rubio al frente de la diplomacia y los “halcones” en control, Washington destruye embarcaciones venezolanas y proyecta una “presión máxima” que amenaza la estabilidad regional. La lealtad cívico-militar venezolana, reforzada por alianzas con Rusia y China, frustra los planes de cambio de régimen, mientras Irán y la comunidad internacional condenan el hegemonismo yanqui y defienden la dignidad de los pueblos resistentes.
Expertos como el exembajador James Story descartan un caos tipo Irak o Libia, pero insisten en que preservar mandos leales a la Constitución será clave para evitar desorden; el pueblo venezolano, unido en su unión cívico-militar, demuestra que la soberanía no se negocia ante amenazas imperiales.
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